[El Mercurio] Manku: más cóndores para el planeta

[El Mercurio] Manku: más cóndores para el planeta

Recuperar, rehabilitar y, de ser posible, devolver cóndores a las montañas. Desde 2019, un proyecto de conservación educa sobre esta ave y prepara ejemplares para liberarlos en sitios como la Reserva Likandes del Cajón del Maipo, o en la zona austral, en lugares como el Parque Nacional Patagonia. Por Marcela Saavedra Araya .

A medida que uno asciende en la montaña, el entorno se vuelve seco y rocoso. Pero esa mañana de diciembre, la primavera nos ofrece un escenario especial. Sobre los 2.500 metros, por la ruta que conduce al Centro de Ski Lagunillas, pero más hacia la montaña, todo estaba cubierto por flores amarillas y blancas sobre un pastizal verde claro que cubría las laderas cercanas. Un entorno sobrecogedor que recibía a niños, gente del mundo de la conservación y representantes de la comunidad atacameña Likanantay. Al fondo, junto a un profundo barranco, se veían unas cajas parecidas a las que uso para llevar a mi gata al veterinario.

Cada una tenía un cóndor juvenil, listo para ser liberado.

Ese viernes había comenzado temprano, en un bus que nos traería a las zonas más altas de la Reserva Likandes, en el Cajón del Maipo, para ser testigos de cómo se devolvería a su ambiente a Alhué (un macho nacido en el Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces de AvesChile), Sabine (hembra que fue encontrada en un cerco) y Zafiro (también hallado sin poder volar en la cuenca del río Blanco, en la comuna de Los Andes), cada uno en torno a los dos años de edad.

Un momento así no podía partir de cualquier manera. De entrada, los de la comunidad atacameña realizaron un breve ritual para bendecir el regreso de estas aves a la cordillera. Mientras el humo de la ceremonia aromatizaba el ambiente, tres encargados se acercaron a las cajas y las abrieron al mismo tiempo. Como si fuera un milagro, pudimos ver cómo Alhué, Sabine y Zafiro, todos de imponente tamaño, estiraban las alas y se elevaban hacia las montañas, hasta perderse en el cielo.

“La operación resultó un éxito: todos los cóndores pudieron volar y tomar su rumbo. Desde ahora, gracias al GPS que cada juvenil lleva consigo, podremos hacer un seguimiento de las conductas sociales y antrópicas que tendrán estos cóndores y así esperar un regreso exitoso a su hábitat”, explicó Eduardo Pavez, veterinario y director del proyecto de conservación de cóndores Manku, que con ellos ya suma 20 ejemplares devueltos a la naturaleza.

El proyecto Manku partió en 2019 justo para eso: restaurar, rehabilitar y, de ser posible, liberar cóndores en su hábitat, ya sea aquí en Likandes, o en sitios como el Parque Nacional Patagonia en la Región de Aysén. El trabajo es respaldado por Filantropía Cortés-Solari, Rewilding Chile y AvesChile, en colaboración con Zoológico Nacional y el Servicio Agrícola Ganadero. “Esta es la última etapa, pero las actividades de rehabilitación las realizamos en nuestro centro de restauración de aves en Talagante. Allí tenemos cóndores que están en restauración o que viven en el lugar. Estas aves las recibimos de diferentes partes de Chile, enviados por el SAG cuando encuentran un cóndor herido”, dice el experto.

Una vez en el centro, Manku usa grandes jaulas que se asemejan a las condoreras. “Tenemos cóndores que ya nunca podrán volver a la naturaleza por motivos físicos”, explica Pavez. Esos sirven como reproductores y para exhibición, “pues en Talagante recibimos universidades y colegios previa reserva en nuestra web. Educar es parte del proyecto”.

Pavez dice que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasifica al cóndor a nivel global como especie vulnerable debido a la caza, el envenenamiento de carroña por parte de ganaderos y la presencia de parque eólicos. “Muchas veces chocan con las aspas. Esto, sin contar que reproducen muy poco. Son aves monógamas que ponen un huevo cada dos o tres años, entonces es una especie difícil de recuperar y que pronto podría estar en peligro de extinción”, dijo.

Por eso, el trabajo con Alhué, Sabine y Zafiro aún no termina. Manku ahora debe localizarlos y subirles alimento para asegurarse de que coman. “Esperamos que ellos puedan mejorar su capacidad de vuelo, conocer su territorio y encontrar alimento por sí solos. Es muy importante que ellos socialicen y encuentren una comunidad porque los cóndores son animales que viven en colectividad, con un sistema complejo de jerarquías y sumisiones. Si se aíslan, la probabilidad de que encuentren alimento es baja. Por eso en Manku nos encargamos de mantener el aislamiento del humano y el contacto constante con otros cóndores en el centro de rehabilitación”.

Fuente: El Mercurio