La semana pasada se realizó desde Chile la Segunda Conferencia Regional sobre el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), con la participación de más de 42 expertos de 15 países, para analizar escenarios, conocimiento disponible y posibles soluciones de cara a la próxima COP en Glasgow. Entre las conclusiones destacan la necesidad de una gobernanza adecuada para abordar el cambio climático -entre ellas, leyes de cambio climático en los distintos países de la región-, la importancia del multilateralismo y de la educación ambiental, y de trabajar con las comunidades locales para evaluar el impacto ambiental de los proyectos. Así lo explicó Patricia Morales, gerente general de Filantropía Cortés Solari, que a través de Fundación MERI organizó el encuentro en coordinación con la CELAC.
Con el objetivo de socializar la ciencia y la evidencia científica para que sobre esa base se tomen las decisiones para enfrentar el cambio climático, la semana pasada se realizó desde Chile la Segunda Conferencia Regional sobre el IPCC, denominada “Cambio Climático: conocimiento y soluciones hacia la COP26”. La actividad, que contó con la participación de más de 42 panelistas de 15 países, fue realizada en concordancia con el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), con la colaboración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), y organizada por Fundación MERI, entidad dependiente de Filantropía Cortés Solari (FCS).
“Esperamos poder consolidar y profundizar esta amplia participación de los países de la región, sobre todo, ser un espacio para conocer el desarrollo científico de las demás naciones y, ojalá, replicar buenas prácticas”, explicó la gerente general de FCS, la economista Patricia Morales.
¿Cuál es el objetivo de estas conferencias regionales y por qué es relevante este diálogo con una mirada desde Latinoamérica y el Caribe?
Primero quiero destacar que el IPCC es el órgano oficial de la ONU que entrega todos los informes científicos sobre cambio climático, en materia de océanos, tierra, atmósfera, calentamiento; ellos fueron los que por primera vez señalaron que si llegamos a un calentamiento global de 1,5 grados Celsius vamos a tener una serie de consecuencias. Es muy importante que a partir de ese informe los gobiernos empiecen a tomar decisiones en función de la evidencia científica y no de otras consideraciones. A partir de esa base, el IPCC, en conjunto con Fundación MERI en el caso de Chile y la región, está impulsando la socialización de la ciencia y de la evidencia científica para la toma de decisiones en materia de cambio climático.
Nosotros somos una fundación sin fines de lucro que hace ciencia y educación ambiental en vinculación con las comunidades, al servicio de la conservación de ecosistemas estratégicos para la mitigación del cambio climático. En esa calidad desarrollamos con el IPCC el último pabellón científico de la COP25 -que es la instancia donde se presentan los informes, en presencia de expertos de todas las áreas-, y a partir de eso acordamos realizar todos los años las conferencias regionales sobre el IPCC en América Latina y el Caribe.
El año pasado la hicimos de manera presencial, en marzo, justo antes de que se desatara la pandemia; este año, además de hacerla de forma telemática, incorporamos el respaldo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), para garantizar la debida participación de todos los países de la región.
En esta ocasión, la idea es ir generando mesas de trabajo -de acá a septiembre- de cara a la COP26, para socializar la evidencia científica en materia climática. Hemos conformado cinco mesas: Desarrollo y Cambio Climático, Océano y Criósfera, Tierra, Gobernanza, y Liderazgo Juvenil. Así, estamos tratando de sembrar los inicios de una conversación científica a nivel regional por una razón evidente, y es que el cambio climático y los fenómenos climáticos no respetan fronteras administrativas, por lo que el multilateralismo es muy importante para alcanzar ciertos consensos entre países, aunque eso es una responsabilidad, una tarea y un mandato de los países.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones de este encuentro?¿Cuál es el siguiente paso a partir de esas conclusiones?
La primera conclusión tiene que ver con la urgencia de actuar, es decir, a pesar de que todavía a la ciencia le quedan muchas cosas por descubrir es urgente que los países avancen en ciertos consensos, y esperamos que la COP26 permita alcanzar los acuerdos requeridos. Lo segundo que apareció mucho fue el tema de la gobernanza, que tiene que ver con generar marcos regulatorios, que ojalá todos los países de la región cuenten con una ley de cambio climático, como la que está en el Congreso chileno a la espera de ser aprobada.
Además, se relevó muchísimo la importancia de la educación ambiental, de la difusión y de trabajar con las comunidades locales a la hora de evaluar los proyectos de impacto ambiental. Estos temas los vamos a trabajar de la mano de la CELAC y esperamos que desde ese organismo puedan desarrollar algún tipo de conclusiones de cara a la COP26; nuestro trabajo desde Fundación MERI es básicamente promover el desarrollo científico y vamos a tratar que estas conclusiones permeen a los tomadores de decisión, para la correcta toma de decisiones.
“Los países estamos todos al debe en el sentido de entender el Cambio Climático desde una perspectiva multidimensional que no solo sea ambiental, sino también social, cultural, económica”.
¿Actualmente las decisiones políticas sobre este tema no se basan en la evidencia científica?
Claramente no se están tomando las decisiones sobre bases científicas, eso es algo que todos sabemos, pero el punto es el llamado a que sí se haga, que las decisiones se respalden en la evidencia científica y no por otras razones. Creo que en eso Chile marcó un punto muy estratégico al hablar, por ejemplo, de la COP Azul, al hablar de los océanos, al poner en el centro de la discusión los océanos y los servicios ecosistémicos marinos. Creo que de alguna manera está operando un giro, ahora hay que ver cómo ese giro se materializa porque no basta con declararlo, también hay que ir generando las condiciones y el marco jurídico, económico, cultural, social para que eso pueda ocurrir.
¿Cree que el proceso de redacción de nueva Constitución en Chile debe incluir también esta mirada?
La Constitución debe ser un texto que defina los grandes principios de sociedad, y creo que ahí vamos a tener que tener una discusión sobre cómo garantizamos un desarrollo sostenible y cómo cuidamos el planeta en el cual habitamos. Me parece que esa es una discusión muy rica, interesante, desafiante y nosotros como Fundación MERI y muchas otras fundaciones participamos de redes, filantropía ambiental, comunidad de organizaciones solidarias, donde hemos teorizado y conversado, hemos comparado experiencias, por eso creo que Chile cuenta con un gran acervo de científicos e instituciones que pueden orientar a todos los constituyentes sobre distintos ejemplos de carta magna. No me preocupa la capacidad técnica que existe en Chile, porque la hay, y ojalá los constituyentes la aprovechen.
Es una oportunidad de hacerse cargo de los derechos humanos de segunda y tercera generación, donde entre otras cosas están los derechos ambientales, que hasta hace algunas décadas no estaban en el pensamiento prioritario de los legisladores; entonces, obviamente hay que plantearse el escenario que estamos viviendo y el contexto de urgencia frente al cambio climático.
En la conferencia se habló de la multidimensionalidad de causas del cambio climático, donde la pobreza es uno de los factores determinantes, pero no vemos medidas sociales vinculadas a la lucha contra el calentamiento global…
Efectivamente, los países estamos todos al debe en el sentido de entender el cambio climático desde una perspectiva multidimensional que no solo sea ambiental, sino también social, cultural, económica; en la medida que se logre esa transversalidad de la problemática se abordarán soluciones así de transversales. Es un tema que efectivamente ha sido señalando de forma reiterada en la conferencia.
Otro de los temas abordados fue la “recuperación verde resiliente”, ¿a qué se refiere concretamente?
Se trata de buscar un desarrollo sostenible y no repetir los errores de antes porque eso es parte del problema. Significa revisar las matrices productivas, no solamente en temas de mitigación y adaptación, sino también el ámbito energético y de resiliencia.
En Chile el programa de recuperación presentado por el gobierno contempla principalmente inversión en infraestructura gris, ¿qué falta para que se incorporen medidas más “verdes”, como protección de ecosistemas o soluciones basadas en la naturaleza?
Son esfuerzos que tienen que involucrar al sector público, al sector privado y sociedad civil; no se trata solo de mejorar los niveles de conservación o protección, entender que la naturaleza no es algo externo, sino que somos parte de ella, estamos insertos en ella, y también buscar cómo generar matrices productivas limpias; creo que este es un esfuerzo global, que debe hacerse desde todos los agentes de la sociedad, y eso significa antes que todo toma de conciencia, cambio de paradigma y entender el tipo de solución que se puede dar.
Fuente: País Circular